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Las encuestas a los empleados siguen siendo una de las mejores maneras de medir el compromiso

Por: Scott Judd, Eric O'Rourke and Adam Grant

Las empresas están utilizando nuevos y geniales algoritmos de aprendizaje automático que cruzan grandes cantidades de datos para medir el compromiso de los empleados a través de tiempos de respuesta de correo electrónico y conexiones de red fuera del equipo central, y pronostican el riesgo de rotación al rastrear señales como la frecuencia con que los empleados actualizan sus curriculums.
Durante décadas, las encuestas periódicas de opinión de los empleados se han basado en listas basadas en pruebas de prácticas de recursos humanos de alto rendimiento. Nuestra investigación interna en Facebook sugiere que, por tres razones, sería un gran error abandonarlas hoy

1. Las encuestas siguen siendo excelentes predictores de comportamiento.


En Facebook, descubrimos que simplemente preguntarle a nuestra gente cuánto tiempo pretenden quedarse es más del doble de exacto que el pronóstico de aprendizaje automático de un líder de la industria en análisis predictivo.
Aprendemos mucho de las encuestas, incluso cuando las personas no participan. Las personas que no envían ninguna de nuestras dos encuestas anuales tienen 2,6 veces más probabilidades de irse en los próximos seis meses

2. Las encuestas les dan a los empleados la oportunidad de sentirse escuchados.


No tener una encuesta regular envía un mensaje claro: no te importan las opiniones de las personas. El acto de enlistar una encuesta les da un canal específico para expresar la voz. Las tasas de participación diferencial nos dicen qué asuntos le importan más a nuestra gente: el 95% completa la encuesta de compromiso, más de dos tercios de nuestra encuesta anual de diversidad y más de la mitad hace nuestra encuesta de beneficios. Y resulta que los empleados valoran tener algo que decir incluso si no se salen con la suya. Cuando enviamos una encuesta, obtenemos un sorprendente volumen de comentarios por escrito: en promedio, el 61% de nuestra gente envía sus propios comentarios y sugerencias, y cada persona toca (en promedio) cinco temas distintos. Está claro que las personas toman la encuesta en serio y quieren que se les escuche

3. Las encuestas son un vehículo para cambiar el comportamiento.


Cuando le preguntas a las personas por sus aportes y puntos de vista, no solo estás aprendiendo de ellos. También los estás influenciando. Los psicólogos creen que hacer preguntas puede cambiar el comportamiento. Parte del efecto es la consistencia: decir sí crea un compromiso y muchas personas lo siguen. Pero incluso las personas que dicen no tienen más probabilidades de cambiar su comportamiento, porque las preguntas provocan una reacción.
La tecnología inteligente y la big data continuarán ayudándonos a determinar qué es lo más importante para nuestra gente. Pero eso hará que las encuestas sean más importantes, no menos.